lunes, 16 de febrero de 2009

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Fraggle Rock

"... Vamos a jugar... tus problemas déjalos... para disfrutar... ven a Fraggle Rock...". Ahora gracias a estas frases vais a pasaros el día entero con la cancioncita metida en la cabeza. Y eso no es lo peor, si no que también váis a reproducir la palmadita entre frase y frase... os van a tomar por locos.... jajajaja. Y ahora que ya he captado vuestra atención y vuestra ira, vamos a hablar un poco del mundo subterráneo más famoso de la televisión.



Esta serie que arrasó en nuestra infancia estaba protagonizada por unos pequeños seres diminutos de colores que vivían bajo tierra. Estos seres, al igual que la mayoría de los muñecos esponjosos que poblaron nuestras tardes, fueron creados por Jim Henson, el gran artista en el mundo de las marionetas, creador también entre otros de nuestro querido Espinete.

La historia principal de desarrollaba en torno a 5 de estos entrañables Fraggle, Gobo, Musi, Rosi, Dudo y Bombo, los cuales vivían todo tipo de aventuras en su cueva diminuta y superpoblada. En un espacio bastante reducido vivían millones de Fraggle, con sus cuevas individuales y a parte otra pequeña población, llamada "Curris". Eran unos pequeños seres de color verde, de dimensiones inferiores a los Fraggle y que dedicaban por completo sus vidas a la construcción. Vestían cascos y botas de obrero, y realizaban construcciones de gran tamaño con un material parecido al caramelo, hecho de rábano, que volvía loco a los Fraggle, los cuales se dedicaban a zamparse todo lo que los pobres Curris construían.

El mundo de los Fraggle poseía dos entradas. La primera, al mundo exterior, era una pequeña grieta que daba a un humilde taller de un inventor llamado "Doc", que vivía con su perro Sprocket. "Doc" no era consciente de la existencia de los Fraggle, pero su perro sí los había visto un par de veces, y hacía cualquier cosa para hacerle ver a su dueño la existencia de los mismos. A través de esa grieta entraba y salía el tío Matt, también conocido como Matt el Viajero, un Fraggle que había decidido conocer el mundo exterior haciendo numerosos viajes. Le enviaba una postal a Gobo, su sobrino, de cada sitio que había visitado.

La otra entrada al mundo Fraggle les comunicaba con el mundo de los Goris. Una especie de humanoides enormes, con cierto parecido a Don Pimpon. Los Goris eran una familia con un niño (Junior), que se creían los Emperadores del Universo y trataban a los Fraggle como una plaga, ya que estos se dedicaban a robarles los rábanos. En este mundo también vivía la montaña de la basura, considerada por los Fraggle como un centro de sabiduría y acudían a ella en busca de consejo.

La serie en si, no era una maravilla de la técnica, pero gracias a la forma de ser, activa, juguetona, con un poco de pachorra, de los Fraggle consiguió atrapar durante muchos años a la mayoría de los infantes comebollycaos. Aun hoy, guardamos un gran recuerdo de estos pequeños amigos... ¿Quién no ha cantado la canción en una noche de borrachera intensa?... ¿Nadie levanta la mano?... mmmm, me replanteare mis noches de borrachera.

P.D. Por último quiero remarcar un momento mítico. Los Muppets y los Fraggle Rock se encontraron en un especial de Navidad... No os lo perdáis...

P.D.2 Cabe destacar también que en la versión española, el doblaje de Dudo lo hacía José Luis Gil, también conocido como el señor Cuesta, presidente de esta nuestra comunidad.

martes, 10 de febrero de 2009

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El maravilloso mundo de la flauta dulce

El otro día iba hablando con unos compañeros de trabajo sobre los intrumentos que sabíamos tocar, a mi mente volvieron esos recuerdos de mi infancia musical. Aquellas tardes interminables de colegio recibiendo clases de solfeo, canto y flauta dulce... que de dulce sólo tenía el nombre, porque seguro que la mitad de los problemas de oido de los españoles fueron provocados por los pitidos infumables que salían de ese maldito instrumento.

Creo que todos los que estudiamos en aquel magnífico plan de estudios denominado E.G.B. conocemos muy de cerca lo que es la flauta dulce. Un instrumento de plástico con agujeritos en el que se podía soplar embutida en una funda de plastico verde que incluía un palito que todos usábamos para dar collejas al compañero de delante, y algunos comentaban que habían escuchado saliendo de las entrañas de dicho instrumento algunas canciones reconocibles por el oído humano. Lo más normal era escuchar una serie de pitidos encadenados con mucho ritmo y que llegaban a taladrar hasta los oídos más insensibles.

En mi clase, todos los alumnos teniamos un libro de fotocopias repleto de canciones populares. Nos colocábamos todos en nuestras mesas, flauta en mano, con el libro delante, abierto por la cancion de "Las vacas del pueblo" (un clásico) y a la orden de ".. Un dos tres, un dos tres, UN !!! "
comenzábamos a intentar acertar cada una de las notas de la partitura. La clave estaba en que debajo de cada nota te apuntabas que nota era con letra, ¿Quién se aprendía el significado de esos simbolitos con rabito colocados encima de una rejilla?. El profesor se colocaba encima de la tarima enfrente de todos y trataba de organizar aquella jauría de flautistas con unos movimientos de mano bastante extraños, que nos decía que era para marcar el ritmo... ese hombre no veía que allí no había ritmo por ninguna parte...

Lo más apasionante de estas clases, que solían ser a las 3 de la tarde, eran los temidos exámenes. Para superarlos había varias tácticas. La primera solía ser pasarse toda la tarde anterior aprendiédote las canciones de memoria, cada movimiento de los dedos, cada soplido, cada silencio... y al llegar al examen reproducirla de memoria sin apenas mirar la partitura. Esto tenía un problema. Siempre te dejabas una canción sin aprender y podía ser que te tocase esa en el examen. (Sí, lo estáis pensando, es Ley de Murphy, siempre te tocaba la canción que no te sabías). Otra de las opciones era realmente aprender a tocar la flauta, saber donde estaban situadas las notas, aprender a llevar el ritmo, conocer como soplar perfectamente en cada momento para escuchar la melodía, y todo esto leyendo el pentagrama... No nos engañemos... esto era una utopía...

La última de las opciones era presentarte al examen sin haber sacado la flauta de su funda. ¿Qué consecuencias tenía esto? Te plantabas al lado del profesor, enfrente de toda la clase, con tu flauta impoluta. El profesor te decía... "A ver.... tu canción es.... 'Los Pollitos'...". Y allí que te lanzabas. Los nervios te inundaban y la flauta, entre tus manos temblorosas empezaba a cobrar vida propia. Los sonidos, eran más parecidos a los que emite un árbitro de fútbol que a un flautista interpretando una bonita melodía. Al final te llevabas un cero como una casa y encima te podía caer una collejita de camino a tu mesa :).

Seguro que muchos os habéis sentido reflejados en estas palabras. Ahora os hago una pregunta, ¿A qué si buscais en vuestras estanterias todavía tenéis la flauta dulce?.... Es todo un símbolo...

viernes, 6 de febrero de 2009

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Juegos Infantiles I : "Las chapas"

Hoy vamos a comenzar una serie de entradas, que igual se queda en esta sola, en la que trataremos ciertos juegos míticos que marcaron las tardes de nuestra infancia. El juego del que vamos a hablar hoy, a mi por lo menos, me trae muchos recuerdos de mis eternos días veraniegos, en los que no tenías otra cosa que hacer más que pasar horas y horas en la calle y completar un par de páginas de tu "Vacaciones Santillana" para poder quitarte la presión de tus padres y hacerles ver que continuabas con tu educación.

El juego que nos trata hoy es el famosísimo juego de "Las chapas". Tanto vicio generó en nuestra generación, que hace poco han sacado a la venta un juego de chapas para la PSP, probablemente creado por unos tremendos frikazos como nosotros que se pasaron horas y horas jugando a este magnífico entretenimiento.

Creo que lo primero que tenemos que analizar de este juego sería la materia prima utilizada, algo muy simple, para jugar a las chapas, sólo necésitabamos eso mismo, todas las chapas de cerveza, a ser posible Mahou :), y Coca-cola o derivados (a ver si alguna de estas dos marcas lo leen y nos patrocinan el blog jejeje). Era muy importante que la chapa hubiese sido extraida de la botella con el mayor cuidado posible. Las chapas más codiciadas eran aquellas que se encontraban totalmente planas, se ve que corrían más rápido :). Cuando ya te habías hecho con un cargamente enorme de chapas, te debías plantear en qué modalidad chapista ibas a participar. Era un juego tan versátil que tenías varias disciplinas disponibles:

- Carreras ciclistas: Durante la época del estallido del ciclismo español, las chapas no podían quedar ajenas a este magno acontecimiento.

¿Qué era necesario para esta modalidad? Evidentemente los ciclistas. Para ello debías "vestir" a las chapas. Mi método, y supongo que el de muchos de los que me estéis leyendo era el siguiente. Sobre un folio en blanco colocaba una moneda de 25 pesetas de las antiguas, de las grandotas, no de esas de agujerito posteriores, y trazaba su circunferencia con un boli. El círculo que obtenía encajaba a la perfección en la chapa... siempre me fascinó eso. En ese círculo pintaba el maillot del ciclista, nombre, número y equipo. Por aquella época, todos queriamos manejar el Banesto... Indurain, Olano... aunque siempre andaba por allí el Kelme con el gran Fernando Escartín.

Una vez tenías montados los equipos faltaba diseñar el circuito. Para esto buscabas una explanada más o menos arenosa donde, con la mano o con tu zapatilla victoria ibas haciendo un caminito en el suelo, con más o menos curvas y obstáculos varios, había que poner algun montículo para determinar el ganador del premio de la montaña.

Una vez tenías todos los elementos llegaba el momento culmen, la carrera. Colocabas tus chapas en la salida, y con una toba bien dada en la parte posterior de la chapa la hacías correr por el circuito. También, en algunas pistas más exigentes podías usar el famoso tiro ruleta para hacerte el chulito girando en las curvas. El orden de lanzamiento se establecía en función del orden de la carrera, del primero al último. Siempre recordaré esos eternos piques de "Oye, que te has salido del circuito" "Que va, mira, estoy en piquito... estoy rozando la carretera"...

- Fútbol Chapa: quizá esta era la modalidad chapera más conocida. EL procedimiento para vestir a las chapas era el mismo que el anterior, sólo que ahora con los nombres de jugadores de fútbol... ¿os imagináis a Pantani marcando golazos?... no pega. El terreno de juego utilizado ya dependía del poder adquisitivo y de la frikez de los jugadores. Estaba el típico campo dibujado en el suelo con una teja, con dos porterias hechas con piedras y por otro lado teníamos el campo élite, que consistía en una tabla con el campo totalmente dibujado con medidas oficiales de la Federación Internacional de Chapas, con sus dos porterias construidas con todo lujo de detalle.

Una vez tenías jugadores y terreno de juego se procedía a lo que va siendo el propio juego. La dinámica era igual que las carreras de ciclismo. Tenías que soltarle una toba a la chapa por la parte trasera, pero en este caso, el objetivo era atizar un garbanzo (versión de pobres) o pelotita del Subbuteo (versión de pijines) para introducirla en la porteria, vamos, lo que va siendo un partido de fútbol de verdad, pero con jugadores chapistas.

La verdad es que se convirtió en uno de los juegos más populares de nuestra infancia. Incluso ahora siguen existiendo agrupaciones que se juntan para jugar al fútbol chapa de una manera "pofesional".

Más adelante seguiremos analizando los juegos que marcaron nuestra infancia, los que nos han hecho llegar a ser lo que somos hoy... hombres y mujeres viciosos...
 
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