lunes, 29 de diciembre de 2008

6

EGB vs LOGSE

En estas fechas tan navideñas, a mi me ha dado por hablaros de un tema que no tiene nada que ver... Bueno, según como lo mires, tiene que ver con que en estas fechas todos los niños en edad escolar se encuentran de vacaciones... que suerte la suya...

En esta entrada de hoy vais a poder recordar como fueron nuestros años colegiales, nuestras andanzas por aquellos pasillos interminables blancos, aquellos recreos memorables(de los que ya hablamos en su momento), aquellos amigos que han quedado para siempre... en fin... una época de nuestras vidas que nos marcó para siempre. Y todo esto comparado con la educación que tienen los más jóvenes ahora, todo un reto...


Todos recordamos al típico profesor que son sólo con entrar en el aula causaba pánico, sabía imponer respeto. Todos los alumnos le recibiamos puestos en pie, firmes y esperábamos su señal para volver a sentarnos. No se escuchaba ni una mosca... Y pobrecito del que emitiese un sonido... A clase se iba a estudiar no a hacer ruiditos como puede ser el respirar. Ahora mismo, cuando entra el profesor, además de pasar una gimkana de mochilas con ruedas hasta llegar a su mesa debe reclutar a la mitad de la clase que se ha escapado y posteriormente conseguir que se callen, se quiten los ipods y no peguen tobas en la oreja al pringao que se sienta en la primera fila (esto último no ha cambiado desde nuestra época).

Antes, haciamos las mismas trastadas que ahora, pero si te pillaban, que era lo más normal, (todos sabemos que los profesores, al igual que los padres, tienen la capacidad de ser omnipotentes), apechugábamos con nuestro castigo, que solía ser una visita al temible despacho del director... cuentan historias aterradoras sucedidas en esa estancia que no voy a relatar en estas líneas para poder mantener el espíritu navideño. Ahora mismo, y no digo que todo sea así, pero parece que el profesor debe pedir permiso para castigar a un alumno. Cuidado con mandarle con el director, que te viene la madre, pidiendo explicaciones, la psicóloga diciendo que le puedes causar un trauma al chaval y el señor director echándote en cara que le mandas más trabajo...

¿Qué pasaba antes si suspendías muchas asignaturas? Repetías, y encima te llevabas un par de soplamocos collejiles de parte de tu padre. Y, ¿si al año siguiente volvías a sacar malas notas? Volvías a repetir irremediablemente y tu padre se preparaba los soplamocos, pero los esquivabas porque ya te lo sabías del año pasado. Con las nuevas normativas, tienes más intentos que Maria Teresa Campos intentando encajar en un programa de televisión. Si suspendes no pasa nada, tienes recuperación, y si suspendes la recuperación, no pasa nada tampoco, ¡Un mal día puede tenerlo cualquiera!, te perdonan las asignaturas. De todas formas siempre tienes las clases de repesca...

Lo de antes sí que eran exámenes. Aunque en este punto quizá lo teniamos más facil. Por ejemplo, si tu profesor de historia llevaba los botones de su chaqueta de tonalidades rojas y amarillas, sabías que el tema de la República no entraba y que debías contestar que en la Guerra Civil sólo peleo un bando... No era falsear la historia, era supervivencia del alumno en estado puro y duro.

Otro de los grandes hitos en nuestra vida escolar es cuando dejabas la EGB y te adentrabas en el inquietante mundo del BUP. Cambiabas de clases, de profesores, eras más respetado en el recreo, te interesaba cada vez más el otro sexo... Siempre te venían con la cantinela de "A partir de ahora vamos a empezar a formaros para la Universidad"... Yo nunca di clases de cafetería... y es la sala que más visité en la Universidad. En la actualidad ya no hay un cambio tan brusco como el que vivimos nosotros. El único salto que se da es para pasar a la ESO... con ese nombre ya me contaréis como se lo puede tomar alguien en serio.

Aunque lo pasamos muy puteados, seguro que si preguntamos, todos tenemos un buen recuerdo de nuestro paso por la EGB, y ya te digo yo que más de uno y más de dos nos gustaría volver a esa edad, aunque tuviese que volver a aprenderme la canción de "Los Pollitos" en flauta dulce :).

PD. Seguro que la mayoría recordamos de carrerilla toda la lista de las preposiciones, muchos de los elementos de la tabla periódica y el poema de Amenabar Amenabar... retales que nos quedaron...

viernes, 26 de diciembre de 2008

1

Feliz Navidad

lunes, 22 de diciembre de 2008

9

La fiesta de Navidad

Ya llegan estas fechas tan entrañables donde toda la familia se reune para celebrar que el amor nos rebosa por los poros y sentimos que es el momento de demostrárselo a todo el mundo. Es como una mezcla entre un capítulo de los osos amorosos con los Telettubies, en algunos casos se llega a tal punto de endulzamiento que se han dado casos de pérdidas de muelas en Nochebuena. (a partir de este punto me he replanteado mi vida como humorista... estoy acabado...).
Pero no era esto lo que queríamos comentar hoy. Ayer estaba pensando, ¿Qué recuerdo navideño es el que me queda de la infancia?, y después de mucho pensar (más o menos unos 7 segundos, si sobrepaso ese tiempo puedo llegar a recalentar mis circuitos), llegue a la conclusión de que el recuerdo más fuerte de mis navidades como infante fueron LAS REPRESENTACIONES NAVIDEÑAS DEL COLE... Quizá esto haya quedado grabado a fuego en mi, por el increible trauma que pude sufrir a lo largo de tantos años subiéndome a aquellos escenarios...


Las representaciones de Navidad en los colegios, se suelen realizar unos días antes de empezar las tan ansiadas vacaciones invernales (esas que tanto añoras cuando eres mayor y ves a los chavales jugar a través de las ventanas de la oficina...). Estos actos solían tener un eje común en todos los colegios. Cada clase de la escuela se encargaba de preparar una obra o representación que ensayaba durante el mes anterior, para posteriormente, el día del gran estreno, ir pasando, en orden ascendente de edad por aquel escenario ruinoso frente a un millar de cámaras unidas a las manos de unos padres ansiosos por ver destacar a sus hijos por encima del resto.

Eran unas obras muy peculiares, ya que debían seguir un patrón muy específico. Por ser en época pre-navideña, evidentemente, casi siempre solían estar ambientadas en las inmediaciones o proximidades del Portal de Belén. Otra de las características principales es que todos los niños de la clase debían tener su papel. Había ya algunos más definidos. La niña más guapa de la clase, sería la Virgen María. El niño que estuviese creciendo más rápido y pareciese más mayor, o en su defecto, el repetidor hacía de San José. El chaval más pequeñito de todos (era el peor parado siempre), hacía de niño Jesús con unos pañales enormes metido en una cestita, en la que evidentemente no cabía, provocando así las risas de todos los asistentes y la vergüenza del actor. Y los demás niños tenían que conformarse con los papeles secundarios... pastores, animales, reyes y acompañamientos... un año me tocó hacer hasta de piedra del camino... dicen que lo clavé... me pasé una semana entera ensayando el papel... siempre he sido muy mal actor...

Luego siempre estaba la clase con la profesora más progre que montaba una superproducción teatral con música, luces, y a poder ser canto... cosa que no gustaba a los padres... a ver que hacían ahora con el zurrón de pastorcito que le habían comprado al niño y ese sombrerito que le había cosido la abuela...

Por último quedaba la clase de los negados... no tenían actores... ni niña guapa Virgen María... ni profe progre... ni un simple niño pequeñín que pudiese hacer de niño Jesús... un desastre vamos. Y encima solía coincidir con la clase que tenía al profesor más vago y al que no le emocionaba nada la idea de preparar la representación. Y, entonces, ¿qué hacía esta clase?... Solían colocarse en filas a lo largo del escenario e "interpretando" con sus flautas dulces ka canción del Tamborilero. Una obra mítica interpretada por la voz de Raphael el día de NocheBuena, pero que puede convertirse en un arma de destrucción masiva si es interpretado por 40 adolescentes que ni siquiera saben colocar los dedos en los agujeritos de la flauta... terrible.

En resumen... las representaciones acabaron con la ilusión de muchos niños que aspiraban a ser actores... ese escenario sí que era duro... ahi se forjaban los hombres y mujeres del mañana....

FELIZ NAVIDAD :)

jueves, 18 de diciembre de 2008

5

MacGyver



Siempre creímos que el quimicefa era la forma más práctica de aprender física y química... ¡Mentira! Porque, sin saberlo, ya teníamos a un profesor en casa: MacGyver. ¿El ejemplo por todos conocido? Que con un chicle y un par de arandelas tienes un bombazo que flipas, el sueño de todo chiquillo. ¿Por qué eso no venía en los libros de texto? ¿Por qué nos ocultan esa información? Ni que decir tiene que si a nosotros nos lo ocultaban, a las generaciones actuales les está vedado completamente ese conocimiento.

MacGyver era un héroe diferente. No usaba pistolones, espadones, metralletas... ¿Para qué? Siempre tenía un clip o un par de grapas a mano y, con eso, era más mortífero que todos los supervillanos malos malísimos que intentaban hacer el mal en el mundo. Los mismos que, además de personas malvadísimas, eran tontos de remate: ¿Por qué nadie le quitaba la navaja suiza cuando le registraban? Estaba claro que, con eso, no se aseguraban la victoria sobre este genio de mente tan preclara, pero... ¡Pónselo difícl, hombre! ¡Que tenga que pelar los cables con las uñas!

Otra cosa igual sin explicación posible: ¿Por qué siempre le encerraban en sitios con multitud de objetos que sólo MacGyver podía convertir en armas mortíferas? ¿Es que nadie veía los capítulos anteriores? ¿A nadie se le ocurrió encerrarle en un cuarto acolchado y vacío? Pues, por lo visto... no.

Llegados a este punto, nos vemos obligados a recordar algunas de sus mayores hazañas (recordarlas todas sería imposible, por eso recordaremos sólo en las que nos quedamos bocas de verdad y dijimos aquello de "flipo en colorines") y trasladaros su sapiencia científica por si queréis ponerla en práctica:
  • Cogemos una caña de bambú hueca, un poco de detergente, una aspirina, tres o cuatro cositas más que casualmente estén por ahí y... ¡Un misil!
  • Cogemos un tubo de bicicleta y una bengala y juntos forman... ¡sí! ¡Un soplete!
  • Hay un derrame tóxico. ¿Qué podemos hacer? ¿Nadie? ¿Qué hizo MacGyver? Poner ese gran aislante que es... ¡Chocolate! ¡Sí, señor!
  • Una cabeza nuclear. Armada y activada. 17 segundos para el fin de todo Maryland y algo más allá. ¿Cómo podemos desactivarla si no tenemos ni idea? Fácil, hurgamos con... ¡Un clip! ¡Fantástico MacGy!
Bueno, lo dejamos aquí porque la lista sería interminable. Hemos llegado a la conclusión de que, tras cerrarle la serie, MacGyver siguió haciendo televisión pero lo hizo disfrazado de un barbitas al que todos conocemos pero ninguno sabe cómo se llama. Sí, el de Bricomanía, ese cuyo mejor consejo es el de "nunca salgas de casa sin cinta aislante, nunca sabes lo que te puede pasar".

Os dejamos con algunos momentos estelares de la serie.



P.D. Fijaos que los tiempos cambian pero el "efecto MacGyver" sigue inalterable. Así hemos pasado de "eres más feliz que MacGyver en un desguace" en los 80, a "eres más feliz que MacGyver en una ferretería" en los 90 y "eres más feliz que MacGyver en el Leroy Merlín" en los 2000. El tiempo no olvida a este genio.

P.D.2 ¡Viva el frikismo!

martes, 16 de diciembre de 2008

3

Ondamanía

Hoy vamos a hablar de este entrañable juguete que arrasó en la época de los 80. En Estado Unidos fue conocido con el nombre de Slinky. Aquí en España lo conocimos como "El muelle baja escaleras", o en los casos más radicales, como "La mierdallll muelle" o "El muelle los cohooones". Estas expresiones solían escucharse cuando algún miembro de tu familia se esmorraba al encontrarse con el muelle por el pasillo. Para empezar, disfrutar de su anuncio americano:


Este magnífico invento consistía en un muelle de dimensiones medias, cuyo material más habitual solía ser el plasticucho de colorines, aunque también, y si eras un niño más afortunado, podías disfrutar de su versión metálica. Vamos a analizar los distintos modos de juego:

El primero, y como bien muestra el anuncio, era la increible bajada por las escaleras. Para los que no teníamos segunda planta en nuestra casa, usábamos los Super Humor de Mortadelo simulando una escalera (eran muy socorridos esos libros... también los conocemos por ser grandes paredes para hacer fuertes para los indios...). El caso es que colocábamos el muelle en lo alto de la escalera, a unos pocos centímetros del borde, como habíamos aprendido en el anuncio, y le dábamos un golpe a la parte superior.... Aquí podían ocurrir dos cosas:

- Que el dichoso muelle bajase al siguiente escalón de la manera correcta, lo cual incrementaba tu emoción, y una vez allí, volviese a su posición inicial quedándose totalmente quieto, lo cual hacía que tu emoción volviese a caer por los suelos. Así que haciendo una sencilla regla de 3, si tu escalera tenía, por poner un ejemplo, 10 escalones, para que el muellito hiciese el mismo recorrido del anuncio, tenías que darle 10 empujoncitos, lo que le quitaba toda la gracia al asunto.

- La otra opción, tenía el mismo inicio, es decir, un empujoncito, pero esta vez, el resultado era totalmente frustrante, ya que ni siquiera llegaba al primer escalón. El muelle, movido por el leve empujon, se giraba sobre si mismo, sin llegar a desplegarse, con lo que caía rodando escaleras abajo. En este caso, el objetivo principal, que era descender las escaleras, se lograba, pero el resultado era bastante penoso...

Otra de las posibilidades de juego que nos ofrecía nuestro amigo el muelle era la de coger un extremo del mismo con cada mano y agitarlo como si nos lo pasásemos de una mano a otra. ¿Qué fin tenía esto? Ninguno. En alguno de los casos, y si el muelle era de colorines podíamos observar un efecto bastante llamativo, pero no nos engañemos, su atracción duraba aproximadamente 30 segundos, a partir de ahí perdía todo el encanto.

Para que la vida de un muelle fuese plena, debía tener un final común en todos los muelles. Cuando te cansabas de las apasionantes posibilidades lúdicas que te ofrecía, siempre se escuchaba esa frase mítica: "¿Por qué no probamos a ver hasta donde se estira?"... Ahí llegaba el momento fatídico. Una persona cogía de un lado y otra persona, que casi siempre era tu hermano cogía del otro. Estirabas, estirabas y estirabas y eso parecía que no tenía fin. Tu hermano siempre solía añadir con cierto miedo: "No lo sueltes eh... que seguro que me da en la cara". Pero tu no soltabas, querías ver hasta donde era capaz de llegar ese invento de colores. Al final, llegaba un punto en el que no se estiraba más... como cualquier objeto medianamente elástico..., entonces, una vez alcanzado el objetivo te disponías a devolverlo a su tamaño original.... A partir de aquí supongo que ya todos sabréis el final... El muelle nunca volvía a ser el mismo... quedaba como una maraña de colores informe que realmente, si antes servía para poco, ahora no servía para nada....

Espero haberos recordado en estas frases este juguete con el que seguro perdistéis, por lo menos, 5 minutos de vuestra niñez...

jueves, 11 de diciembre de 2008

4

Heidi

Debido a los comentarios masivos y a las peticiones de cameos, hemos decidido colgar el post de esta serie ¿infantil? mítica (sí, las interrogaciones están puestas aposta).



Heidi era una niña suiza que se quedó huérfana de padre y madre (qué ganas de iniciar historias ¿infantiles? con tantas desgracias, por dios) y que se tiene que ir a vivir con su abuelo a las montañas, un personaje que, además de no tener nombre (sólo "abuelo" o "abuelito" en su defecto), era un viejo avaro y cascarrabias... por supuesto, hasta que Heidi le cambia la vida en que se convierte en un santísimo varón (al final comprenderéis el por qué de esta expresión). Por cierto, que vivía con un perro llamado Niebla que no sabemos muy bien cuál era su función (aunque creemos que era el método de desfogue del abuelo...).

Ya viviendo en las montañas, Heidi conoce al que será su mejor amigo, Pedro, un mozo cabrero que se pasa el día con el palo en la mano y haciendo, básicamente, nada. ¿Nada? Bueno... un pre-adolescente... con muchas cabras para él solo... en montes en los que no hay ni dios... Pues eso, que aquí todo el mundo se tiene que desfogar, pero no hay con quién... Pobres animalitos.

Peeeeeero, cuando todos teníamos claro que ahí iba a haber un trío (todos sabemos que Copito de Nieve no se acercaba a Heidi porque sí... debe ser un rollo parecido al de la leyenda urbana de Ricky Martin), ¡zas! Llega el abuelito y le dice que le ha encontrado el chollo de su vida: ¡ir a casa de una familia rica a hacer de compañía a una niña paralítica! ¡Tomaaaaaaaa! ¡Lo que siempre deseó!

Total, que Heidi se va a la casa de ricachones y allí conoce a dos personajes fundamentales: Clara, la niña paralítica de la que se hace amiga, y la Srta. Rottenmeier, una institutriz amargada y malfollada que se desfoga puteando a las dos niñas... ¡Cómo si Clara no estuviera suficientemente puteada ya! ¡Que cachonda! Claro, Heidi, que antes no hacía más que correr (y otras cosas, suponemos) con Pedro por los montes se encuentra en una casa donde no la dejan hacer nada y cuya amiga y compañera de juegos no puede hacer más que jugar al parchís.

Finalmente, el padre de Clara se apiada de la pobre niña y la manda de vuelta a los montes donde una Heidi un poco más crecidita disfruta de la vida al aire libre con su vestidito y su camiseta interior (fácil de quitar para Pedro, claro), corriendo de aquí para allá sin razón aparente y descalza, fuera verano o invierno. Esto nos da pistas más que evidentes de que Heidi, al contrario de lo que se piensa, llevaba una vida bastante insana y relacionada con las drogas. ¡Coño, si hablaba con la cabra!

En esto que Clara, convence a su padre, y va a visitar a Heidi. ¿Recordáis qué pasó? ¡¡¡Que el abuelo hace que Clara vuelva a andar!!! ¡¡¡Jódete y baila, Perico!!! ¡¡¡Si resulta que el abuelo es un santo que cura!!! Y el pobre padre dejándose una pasta en médicos, sillas de ruedas e institutrices... Qué mala persona el viejo...

Ahí se acabó la serie (hasta donde llega nuestra memoria), aunque claro, después de eso, a ver quién tenía cojones de continuarla sin meter propaganda cristiana o alienígenas. Si después de leer esto, creéis que Heidi es una serie infantil (recordamos: zoofilia, drogas, viejas puteadoras, santos curadores...) pues ya me diréis qué son los Teletubbies.

En fin, aunque existe una versión en español (que no recordamos), os dejamos con la tonadilla del final, ésa que todos cantábamos como si supiésemos japonés de toda la vida de dios...



P.D. Sí escucháis la canción de cabecera de la serie (el video de arriba) podréis encontrar pruebas más que evidentes de la drogadicción de Heidi: "Abuelito dime tú qué sonidos son los que oigo yo", "Por qué en la nube voy", "Por qué yo soy tan feliz"... Más claro, agua.

P.D.2 Y luego dice "Abuelitoooooo, nunca yo de ti me alejaré", lo que nos indica que el viejo era el camello.

P.D.3 "Abuelito dime tú por qué llovió, por qué nevó"... o sea, Heidi, hija... un poquito de estudiar que no es tan difícil... ¡cateta!

P.D.4 Y aprovechando que habéis visto el video... ¿Alguien nos puede explicar dónde se agarra el maldito columpio ese?

martes, 9 de diciembre de 2008

5

¿Te acuerdas de...

Las zapatillas Victoria?

¿Quién no ha tenido esas estupendas zapatillas Victoria de colorines? Y anda que no escalábamos paredes, corríamos por los caminos, e incluso cruzábamos a través de los ríos... eran unas todoterreno.

Hoy lo queremos dedicar este pequeño espacio a estos trozos de tela con suela que nos acompañaron durante toda nuestra infancia... eso sí, siempre nos quedará el recuerdo de sus rozaduras... nadie se escapaba de ellas...

viernes, 5 de diciembre de 2008

6

Humor Amarillo

Por fin llegó el gran día. Por fin vamos a analizar este gran programa que marcó una época televisiva. Era uno de los posts obligados en esta nueva etapa del blog. Lo primero de todo, vamos a situarnos.

Mañana de sábado. Esos días en los que tus padres te clavaban delante de la televisión para que les dejases dormir tranquilos. No había mucho donde elegir y, por aquel entonces, Telecinco era el canal del entretenimiento (como ahora mas o menos... - nótese la ironía-). Quién no recuerda esos grandes programas: "Con mucha marcha" con Leti Sabater, "Goles son amores" con Manolo Escobar, "Hablando se entiende la basca", con Jesús Vázquez, "Vip" (en todas sus versiones) con Emilio Aragón... y un largo etcétera de programas que quedaron grabados a fuego en nuestra memoria de adolescentes.

Pero Humor Amarillo destacaba por encima de todos. Causó un tremendo impacto en los españolitos de a pie y aún, en la actualidad, cuando trataron de reponerlo en Cuatro, tuvo cierto éxito, quizá causado por todos aquellos que queríamos recordar viejos tiempos (aunque ni punto de comparación). En resumen, podríamos decir que el éxito del programa residía en una clave fundamental, su sencillo mecanismo: "1 hora viendo a chinos dándose leches a cascoporro".

Vamos a explicar un poco su argumento, sí, porque aunque no os lo creáis, Humor Amarillo tenía un argumento. Por cada episodio había un grupo de inocentes chinitos, que bajo las ordenes del Capitán Tani, tenían como misión el conquistar el castillo del malvado Takeshi Kitano (algún día habrá que hablar de sus películas... ¡¡este tio era un crack!!). Para conseguir llegar al castillo, los participantes debían pasar a través de numerosas pruebas. Estas pruebas solían tener un final común, el morrazo del concursante, pero eso si, tenemos q destacar la sonrisa que nos regalaban siempre los esmorrados, que humor estos chinos...

Las pruebas eran cada cual más surrealista que la anterior. Creo que la prueba por excelencia y la que todos recordamos con más nitidez era la de "Las Zamburguesas". Consistía en atravesar un río, cuyo agua era de dudosa calidad (y esoq ue le estamos concediendo el beneficio de la duda de que era agua), saltando sobre unas piedras de pequeño tamaño. La gracia residía en que alguna de las piedras se hundían al pisarlas, con lo que la galleta china estaba casi asegurada. ¿Quién no ha intentado emular alguna vez a los chinitos saltarines al ver un río con unas cuantas piedras situadas estratégicamente? El final por su puesto era el mismo, morrada y un par de dientes en la piedra, aparte de las risas generalizadas del personal. Eso sí, a diferencia de los chinos, a nosotros no nos hacía ni puta gracia.

Otro de los alicientes en cada una de las pruebas era el descubrir qué personaje esperaba acechando para putear al concursante. Los más habituales eran los esbirros de Takeshi, que iban vestidos con unos trajes que parecían diseñados por Ágata Ruíz de la Prada. Normalmente se escondían detras de paredes para empujarte al vacío, o te disparaban un extraño líquido morado a la cara, o simplemente te pegaban bolazos a 200km/h... Luego podiamos encontrarnos con los esbirros de más nivel. En el nuevo Humor Amarillo podíamos encontrar a Pinky-Winky, también conocido por sus trajes llamativos y su dudosa sexualidad, a Paco Peluca, Juani Calvicie y Animal, que eran también conocidos por repartir soplamocos como si no costasen. También andaban por esos lares el famoso dúo pirata, los cuales en su versión original se llamaban dúo "Pop-Corn", que se dedicaban a bailar y emitir sonidos bastante estridentes.

Nos podriamos tirar horas y horas hablando de Humor Amarillo, ya se que me dejo muchos personajes, pero me gustaría terminar haciendo mención a los grandes dobladores de su primera etapa en Telecinco, Juan Herrera y Miguel Ángel Coll. Gracias a los dos por esos grandes ratos que nos habéis hecho pasar.

Y para terminar un par de preguntitas para el personal, a ver quién se acuerda:

¿Qué color era el característico del chino cudeiro?¿Cuantos Yenes recibía el ganador de cada episodio? ¿En qué consistía la prueba "El circuito de Hiroito"? ¿Qué personaje vigilaba "Las puertas del pánico"? Ale, para que os entrentengáis...

Y por último ultimísimo ya un recuerdo a la última temporada del programa en Cuatro... vaya castaña...



P.D. ¿Os dáis cuenta de lo sencillo que es hacer televisión de éxito? Sólo necesitábamos partir de dos bases para entretenernos: chinos y hostias. ¡Qué básicos somos! Pero así somos y seguiremos recordando con cariño a ese malvado esbirro de Takeshi que era... sí, amigos... se que lo tenéis en vuestra mente... ¡El grano de café!
P.D.2 ¡KAMBARIMÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁ!

miércoles, 3 de diciembre de 2008

10

De los Apeninos a los Andes


Por favor, qué de recuerdos nos trae esta canción. ¿Quién no la ha cantado? ¿Quién, de los nacidos entre 1976 y 1990 no ha visto esta serie? (Si los hay... no habéis tenido una infancia como dios manda). Habrá mucha gente que diga: "esta serie es la que habría que poner a los niños y no los pokemon esos". La verdad es que, pasados unos años, no es tan ideal como la recordamos... así que recordemos.

La serie "De los Apeninos a los Andes" (cuyo título en inglés era "3000 leguas en busca de mamá", ojo al dato), más conocida como Marco, trata de un niño que es hijo de un médico de pobres, que no cobra un duro y que tiene deudas hasta para sacarse el carné de identidad. Ya de por si, el chaval tiene muy mala suerte. Debe ser el único hijo de médico que no tiene ni pa' pipas. El caso es que, como no tienen una lira, la madre decide irse a trabajar para conseguir el dinero... ¡a Argentina! Señora, ¿no había ni un sólo trabajo en toda la península itálica? Primeras conclusiones: a Marco le ha mirado un tuerto y la madre es una cachonda.

Claro, imaginemos la vida de ese pobre niño, que vive sólo con su padre, el cual no hace ni el huevo en la casa. Marco vivía rodeado de polvo, comía mal y tarde, las camas sin hacer, la luz sin pagar... Joder, normal que se pire a buscar a su madre. Cualquier cosa era mejor que vivir en esas condiciones. Y allá que se va Marco, con 11 añitos, un mono y dos cojones, ¡sí, señor!.

Y entonces es cuando llegar lo mejor de la serie: cuando se encuentra con los titiriteros. ¿Qué otro destino podía depararle el creador de la serie? Ninguno. Allí conoce a una niña llamada Fiorina, cuya vida era una purrela hasta que conoce a Marco. Creemos que fue porque se dio cuenta de que, comparadas las vidas de ambos, no tenía derecho a quejarse. Pero lo mejor de todo era su padre (el de Fiorina, no el de Marco) de nombre... ¡PEPPINO! ¿Pero cómo se puede llamar alguien Peppino? ¿Es que no ves que ya estás castigado para toda tu vida? Aún así creemos que este personaje aceptó su nombre de buen grado después de haber leído la primera opción: Nabbo.

Y, básicamente, ésa era la serie: cincuenta capítulos, uno detrás de otro, del jodío niño buscando a su madre, la cual recordamos era una cachonda y parecía que se escondía según su hijo se acercaba. Luego se enteraba de que estaba enferma... pero vamos, que para estar enferma, joder lo que viajaba.

Y llegamos por fin al momento tan esperado: ¡Marco encuentra a su madre! (Tomaaaaaaaaaa). La pobre está en cama medio muerta... entra Marco llorando a mares (éste es el momento en que todos pensamos: "joder, ahora que la encuentra, va y la palma")... Peeeeeeeero, hay que recordar que la madre es, ante todo, una cachonda y en lo que Marco se derrumba sobre la cama, ¡LA MADRE SE EMPIEZA A DESCOJONAR Y SE RECUPERA MILAGROSAMENTE! ¡HAY QUE SER CABRONA! Qué manera de hacer sufrir a su propio hijo y a nosotros con él.


Eso sí, igual que reconocíamos el inicio de la serie por su canción, también lo hacíamos con el final. ¡Qué recuerdos!.


P.D. Se decía que en privado a Marco lo llamaban yonki, porque iba siempre con el mono. Pobre Amedio lo que tuvo que aguantar...

martes, 2 de diciembre de 2008

5

¿Hubo vida antes de Google?

Poneos en situación. Típica conversación en clase de Ciencias Naturales de sexto de E.G.B. :

PROFESORA: "Chicos, el trabajo obligatorio para este trimestre va a tratar sobre la reproducción asexual de los caracoles del Kilmanjaro en épocas navideñas... Debéis poneros en grupos de 6"

Como podéis ver, un tema de lo más fácil de investigar, y siempre, después de esta frase añadía:

PROFESORA: "No lo dejéis para el final que luego os acaba pillando el toro..."

...Evidentemente el trabajo se acababa el día de antes de la entrega, era como mejor salían. Es de todos conocido que los chavales de la generación ochentera teníamos muchas cosas que hacer, como dar balonazos contra paredes (cualquier tipo de balón y cualquier tipo de pared era válida para poder aporrearla), comer bollos grasientos con pegatina igual de grasienta, dar clases extraescolares de todos los tipos (inglés, teatro, francés, macramé...)...etc. No teniamos tiempo para hacer trabajos de clase.

Así que te plantabas el día de antes sin tener una sola página escrita del dichoso trabajo con el que te jugabas media evaluación, con un grupo de 5 personas adolescentes histéricas y llenas de granos y sarpullidos provocados por los nervios y con una frase metida en tu cabeza... "...os acaba pillando el toro...". ¿Por qué nunca haríamos caso? (Sed sinceros, cuantas veces os habéis dicho a vosotros mismos "Esta vez sí que sí, empiezo a estudiar desde el principio").

El primer problema al que te enfrentabas era el de reunir a todas las personas del grupo. "Yo es que tengo Judo a las 6", "A mi me quitan el aparato de los dientes a las 5 y media", "Operan a mi abuela a las 6.15" (¿Cuantas veces operan a tu abuela por semana?.... Un caos... Al final conseguíais reuniros 3 personas, ¿Dónde os juntáis? Evidentemente, en la Biblioteca del colegio, lugar de reunión por excelencia para realizar trabajos en grupo, leerte algún libro de Barco de Vapor, o simplemente comerte el bocata de Nocilla calentito las duras tardes de invierno.

La mecánica a seguir en la Biblioteca era siempre la misma. Te acercabas a las estanterías repletas de libros, cogías todos los libros que podías abarcar entre los brazos y los extendías sobre la mesa. Uno de los integrantes del grupo cogía un boli y en un folio en blanco y con letras bien grandes escribía el título del trabajo. En ese momento se procedía a abrir todos los libros en busca de información sobre el tema... Llegaba la hora del cierre de la Biblioteca y el folio seguía completamente en blanco... eso sí, el título del trabajo en todo lo alto, y subrayado 3 o 4 veces, que si dabas la vuelta a la hoja, podías notar como el título destacaba en relieve de tanto pasar el boli por encima. Al final la decisión siempre solía ser repartirse los puntos del trabajo y hacerlos cada uno por su cuenta y juntarlos al día siguiente.

¿Y qué pasaba cuando llegabas a tu casa? Te enfrentabas a uno de los grandes retos de la adolescencia... LA ENCICLOPEDIA... Según las casas, podemos destacar dos grandes tipos de enciclopedias, por un lado teniamos la Espasa-Calpe, también conocida porque todas las tapas se acaban rompiendo, y por el otro la Larousse, la cual era anunciada en la tele por tener las mejores fotos a color... Al fin y al cabo la mecánica era la misma. Se trataba de una fila de libracos de gran tamaño situados en la parte alta del mueble más visible del salón, como diciendo... "que en esta casa somos muuu cultos.... que tenemos enciclopedia...".

El resultado al juntar el trabajo en clase solía ser siempre parecido. Ninguno de los folios coincidía en tamaño, unos estaban escritos a mano, otros a máquina, otros ni siquiera estaban escritos, no había ningún tipo de portada y tenías que hacerla 2 minutos antes de entregarlo con todos los rotuladores de colorines que tenías en el estuche... vamos... un desastre...

Si avanzamos un poco en el tiempo podemos encontrar una de las herramientas que cambió por completo el mundo de los trabajos de clase... LA ENCARTA... Aquella enciclopedia que podías ver por el ordenador (si es que tenías alguno...) y que debías actualizar cada año, porque claro... de un año para otro se descubren muchisimas cosas nuevas que son de vital importancia en tu carrera escolar. Aun recuerdo esos 7 cds llenos de magia, de luces, de sonidos del mundo, de los cuales, al final sólo te quedabas con un jueguecito que tenía de planetas y los trabajos los seguías haciendo con la Espasa o la Larousse.

Que duros eran aquellos tiempos... y qué vida académica más dulce se le plantea a nuestros hijos en una sociedad en el que el Copia-Pega es todo un arte. Eso sí, a nosotros siempre nos quedará en nuestra memoria el olorcito a Biblioteca a la 7 de la tarde llena de niños sudorosos... inolvidable

P.D. Además, ¡reconozcámoslo! ¿Cual era el uso real de la Enciclopedia? Venga... si lo sabemos todos... era para buscar palabras como "pito", "puta", "coño" "pene", "zorra"... A ver quién es el guapo que lo niega.

lunes, 1 de diciembre de 2008

9

Campeones

Sí, amigos. Hoy le toca el turno a serie que marcó la infancia de muchos pues mostraba la vida que teníamos que seguir para convertirnos en todas unas estrellas del balompié: Campeones, nombre por el que casi nadie la conocía. Para todos era Oliver y Benji, esa serie que empezaba con esa gran letra (bueno, en realidad eran dos letras) y que ya nos decía mucho de su producción: o a o a o a ó.



Seguir la carrera de Oliver era nuestro sueño... pero claro, lo que no sabíamos es que nada de lo que le pasa a nuestro protagonista, nos pasa a nosotros. Lo primero, no teníamos su pelota. ¡Claro que metía unos golazos! ¡A ver quién para un balón-tortilla de esos! Por otro lado, era innegable que no tuvimos nunca su capacidad de salto. Nosotros nos impulsamos y, como mucho, estamos 1,7 segundos en el aire y no levantamos más de 2 metros. Oliver se mantenía episodios enteros si hacía falta y llegaba, por lo menos, a la Troposfera. Desde allí todo se debe ver más claro a la hora de jugar el balón-tortilla.

Y no nos engañemos, tampoco poseemos la fuerza de Oliver o Mark Lenders: ellos atravesaban redes y destruían paredes con el balón-tortilla... ¡Hasta movían a los valientes porteros que las paraban y que necesitaban de la ayuda de todo su equipo para no meterse en la portería! De esto podemos deducir que si el tiempo de vuelo del balón era de unos 5 segundos, la velocidad de la pelota era, suponiendo despreciable la resistencia del aire, de unos 1080 km/h. Dicho cálculo nos lleva a una gran decepción: Oliver Aton no es capaz de superar la velocidad del sonido, que es de 1220 km/h. Esto explica por que a Bruce Arper se le quedaba la cara roja cada vez que recibía un balonazo.

Y, por supuesto, tenemos el campo. Desde arriba parece un campo de fútbol-sala. De cerca debe tener una extensión de más de quince mil hectáreas. Desde una portería no se ve la otra, pues está construido sobre una loma con desnivel. En él se escondía el gran secreto de los Oliver, Tom Baker, Philip Callahan o Ed Warner: ellos no corrían, era el césped el que se deslizaba bajo sus pies. ¡Así podían estar jugando el mismo partido 3 semanas! Además, ?qué táctica usaban? ¿Un 1-2-1-1-1-1-1-1-1-1? A nosotros no nos engañan: eso no era fútbol.

Además, hemos descubierto que el fenómeno bulling empieza en esta serie. ¿No os dais cuenta de que las estrellas de los equipos juegan casi solos contra los demás? Ahí metían a niños bajo amenazas para hacer bulto y poder completar la alineación. ¡Si ni siquiera tenían nombre!

No podíamos hacer referencia a esta serie sin recordar a los inimitables gemelos Derrick, creadores de la catapulta infernal (ese tiro-regate-acrobacia que todos los seguidores de la serie hemos intentado hacer en algún momento de nuestra vida), a Mark Lenders (ese malote del Bronx que para ser japonés tenia una pinta gitano que no se la quitaba nadie), Julian Rose (un enfermo de corazón que aguantaba las tres semanas que duraba el partido pero siempre estaba a puntito de liarla parda), Benji Price (el único portero capaz de parar tiros de balón-tortilla sin moverse) y tantos otros que hicieron de nuestra infancia una época más feliz.



P.D. No debemos olvidar las lesiones de Oliver. ¿Nadie se daba cuenta de que Oliver se lesionaba sistemáticamente cada cuatro capítulos? ¿Ese maldito doctor mal afeitado no apuntaba en su histrial médico que tenía el tobillo como si fuera cristal? Porque vamos, sin haber estudiado medicina tenemos claro que Oliver padecía de osteoporosis. Desde aquí, hacemos un llamamiento a su grandísimo entrenador Roberto para que deje de ronear con la madre y se dedique a entrenar bien al pobre Oli, que va a llegar a la edad adulta en silla de ruedas.

jueves, 27 de noviembre de 2008

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La hora del Recreo

(pequeña ambienteción para la lectura de este post)


3... 2 ... 1... Yaaaaa !!!

Se abren las puertas y una horda de adolescentes granudos y con voces cambiantes atravesaba las puertas de acceso al patio del colegio atropellándose los unos a los otros y emitiendo gritos de lo más variado, más acordes con la batalla final de Braveheart que con un colegio. Era una señal inequívoca de que empezaba el recreo.

El recreo, para todos los chavales en edad escolar, ha sido, es y será el rato de ocio matutino donde no te dedicabas a jugar tranquilamente o charlar sobre el día con tus compañeros... no... te pasabas media hora todas las mañanas intentando destruir el mayor número de cosas que se cruzasen por tu camino.

No hay más que recordar esos campos de fútbol llenos de niños, donde se podían desarrollar a la vez hasta cinco o seis partidos... de ahí sí que salían grandes deportistas (¿qué mérito tiene cobrar millones por jugar sólo uno a la vez?). A la vez que esquivabas a los chavales de otras clases con el balón, tenías que ir comiéndote el bocadillo de chorizo de Pamplona que te había preparado tu madre (sin atragantarte cuando te pedías... sí... ¡los saques de banda!), mientras que con la mano que te quedaba libre aguantabas los apuntes del examen que tenías en la siguiente clase. Y por si eso no te parecía poco, cuando, después de sortear a medio colegio, llegabas a la portería, te encontrabas en ella una barrera de personas infranqueable, una por cada partido que se desarrollase en ese campo... eso sí que era fútbol del bueno...



Por otro lado podíamos encontrar el mítico juego de la goma, que consistía en ir pasándose la goma entra las piernas al ritmo de una canción pegadiza. Por los alrededores de este juego siempre podíamos encontrar a dos típicos niños, que ya apuntaban maneras. El primero era el ligón de playa cuyas palabras solían ser "Dejarme a mí, que soy un experto en este juego, dejarme...". A los pocos segundos de escuchar estas palabras podías ver esparcidos por el suelo los dientes del ligón, mientras observabas como se intentaba quitar el increible nudo que se le habían hecho las piernas con la goma. El otro, en el que todos pensamos, era el que apuntaba maneras, pero distintas (y a buenos entendedores...).

No podemos terminar esta entrada sin destacar la labor de esas personas, de un tamaño mayor a la mayoría, que se pasaban todo el recreo paseando de arriba a abajo, controlando con su mirada puesta por encima de las cabezas, y sobre todo recibiendo balonazos (una media de 4 balonazos por recreo... científicamente demostrado), tras los cuales se giraba gritando... "¿Quién ha sido? ¿Quién me ha dado?". La respuesta era obvia... no había respuesta, el autor quedaba siempre inmune, poque no se delataba, y contaba con el apoyo de los demás del patio... la mafia es la mafia...

P.D. ¿Os dais cuenta que el primer foro de negociación consciente de nuestra vida es ese saque de banda por el que siempre gritábamos "me la pido"? ¿Os imagináis a Sergio Ramos gritándole a Puyol "me la he pedido primer"? ¿O al mismísimo Cristiano Ronaldo negociando con Figo diciéndole, para poder sacar, "déjame sacar y te la paso? ¿O al mítico Maradona gritándole a cualquier otro "Pásamela que te la devuelvo"? Bueno, Maradona con tal de estar cerca de la raya...

miércoles, 26 de noviembre de 2008

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Salvados por la campana

¿Quién dijo que High School Musical era una novedad? Nosotros tuvimos nuestra propia serie académica llena de chaquetas rojas, chulitos de playa, guaperas fortachones, graciosos escuchimizados, pijas insoportables y la típica niña mona que todos queríamos conocer. No había gorgoritos (al menos, no tantos) pero no los necesitábamos. Ya los hacíamos nosotros en la ducha.



Así empezaba cada día esta serie a la hora de comer. ¿Por qué la veíamos? Ni repajolera idea (preguntad a la adolescencia de ahora porqué ve HSM) pero allí estábamos cada mediodía para tragárnosla. Chaquetas rojas con mangas blancas, animadoras, bailes, noviazgos, explotación de la serie hasta que los actores aparentaban tener ya los 30 (y aún así pretendían que nos creyésemos que seguían en el instituto), películas dignas de ponerse los domingos por la tarde en T5 o A3, con paisajes paradisiacos, una historia de amor bellísima (que siempre acaba bien) y un final lleno de amigos unidos para siempre que se tienen que separar porque la injusta y cruel vida así lo exige (tomemos aire). Salvo en las canciones... ¿no os recuerda un poco a HSM?

Por otro lado: ¿Os imagináis vuestro instituto así? El nuestro, desde luego, no se parecía en lo más mínimo. Seguro que a todos nos faltó ese baile de fin de curso, con padres vigilantes, globitos, espumillones y lentejuelas, una banda del instituto tocando y una gran fuente de ponche. ¿Y qué me decís del ideal de tener vuestra propia taquilla a juego con vuestra chaqueta y una gran inicial cosida en el pecho o la espalda? Que bello es vivir en una serie americana para adolescentes.

Que épocas nos hicieron vivir Zach, Slater, Screech, Lisa, Jessie y Kelly Kapowski (¿por qué siempre hay un apellido hispano, polaco o extraño en general?)... Sin olvidarnos del director Belding, por supuesto, creemos que claro precursor y profunda influencia del director Skinner de los Simpson.

Y todo para luego descubrir que nada es como nos lo pintaban.

P.D. ¿Alguna vez os habéis preguntado qué pasó con estos actores? Tranquilidad, nosotros os facilitamos esta información de manera gratuita porque sabemos que os gustan las sorpresas.
  • Marc Paul Groselaar (Zach Morris) es un actor de segunda.
  • Tiffany Amber Thiessen (Kelly Kapowski) es una actriz de segunda.
  • Mario Lopez (A.C. Slater) es un actor de segunda cuyos mayores éxitos fueron hacer de hermano pequeño de Lorenzo Lamas y tirarse a Britney Spears.
  • Elisabeth Berkley (Lisa Spano) es una actriz de segunda que alcanzó la gloria despelotándose sin pudor en "Showgirls" y que se pasea por todas las series estadounidenses.
  • Lark Voorhies (Lisa Turtle) es una actriz de de tercera.
P.D.2 Sabemos que os preguntáis qué fue de Screech. Lo sabemos y por eso os hemos mantenido en suspense ya que este actor, Dustin Diamond, es el único que ha conseguido triunfar en la vida. Sí, amigos. Tras vagabundear por toda Norteamérica haciendo monólogos infumables en los peores antros, es ahora uno de los más reconocidos actores porno en EEUU. Moraleja... el que era inteligente de joven...

martes, 25 de noviembre de 2008

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Espinete somos todos


No podiamos dar el pistoletazo de salida a este blog sin escribir unas líneas sobre el personaje protagonista del mismo. Un erizo por todos conocido. Un Erizo gigante y rosa, de enorme nariz y que curiosamente vivía entre los humanos en una especie de caseta de color verde. Para ir entrando en materia no os podéis perder esta cancion:



Nos podríamos pasar horas y horas comentando los mensajes que Espi, al que denominaremos así a partir de ahora porque siempre le hemos considerado un colega más, nos lanza con este tema. Sólo vamos a destacar una frase:

"Tengo pinchos en la espalda, pero por delante no, para que cuando te abrace no te pinche el corazón"

Leelo varias veces... Repásalo mentalmente... Escríbela en un folio... Sí, es lo que estás pensando... Espinete era un asesino en potencia... ¿Cómo que pincharte el corazón? ¿Si hubiese tenido pinchos por delante hubiese ido estrujando niños contra su pecho ensartándoles?. La verdad es que la imagen de Espi con el pecho ensangrentado y con cara de psicópata podría destruir la infancia de muchas de las personas que nos pasamos las tardes embobados frente a la tele siguiendo sus andanzas.

Uno de los temas que más polémicas han suscitado en torno a Espi ha sido el siguiente: ¿Por qué si se pasaba el día desnudo, para irse a dormir se ponía pijama y para bañarse, bañador?
¿Qué había en esa caseta que le daba vergüenza? Esto puede dar mucho que pensar...

Al lado de Espi teníamos siempre la misma fauna autóctona del Barrio Sésamo. Jugaba con 3 niños, los cuales seguro, que ahora de mayores sueñan con erizos de colores y viven traumatizados. También estaba Ana, la amiga super mega guay chachi piruli de la muerte mega positiva, que se encargaba de levantar el ánimo del barrio y proponer cantidades absurdas de juegos que los niños ejecutaban sin rechistar. Uno de los personajes que siempre se nos escapan es Julián, el vendedor de caramelos, pipas y demas elementos chucheriacticos del que también se sospecha como posible incitador a la más que presunta drogadicción (seamos serios: ¿quién era capaz de vivir con un erizo rosa y un muñecote extraño e indefinible llamado don Pimpón sin flipar?).También nos podíamos encontrar por ahí merodeando a Chema el panadero, extraño personaje bailarín del que tendremos que hablar en otra ocasión. Y por último, y no por ello el menos importante, Don Pimpón, el inseparable amigo de Espi. Las preguntas de ¿Dónde se conocieron? y ¿Qué relación había de verdad entre ellos?, siempre será una incognita para nosotros.

Nos podríamos pasar horas y horas hablando de este encantador personaje que alegraba nuestras meriendas phoskiteras y llenaba nuestras estanterias en forma de muñequito de plástico, pero hoy no damos para más, demasiadas imágenes aterradoras han vuelto a nuestras mentes con este estudio... hay q reposar. De todas maneras, siempre nos quedarán sus canciones... ¡¡Comemos Mamut con mucha salsita!! (ya no se ni lo que digo...)

P.D. ¿Os habéis dado cuenta de que la niña de Barrio Sésamo era Ruth Gabriel? ¿Ninguno de vosotros se traumatizó al verla después en "Días Contados" siendo la putita personal de un etarra y, encima, yonki? ¿Julián y Chema (D.E.P.) tuvieron algo que ver? Pensad, humanos, pensad.

lunes, 24 de noviembre de 2008

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El pasado siempre vuelve

Da igual que hablemos de moda, de peinados, de problemas, de relaciones, de recuerdos... El pasado es algo que forma parte de nosotros y que nunca nos abandonará. Así que, ¿por qué no crear un sitio donde poder dejar nuestros recuerdos y echarles un ojo siempre que nos apetezca? ¿Ésa es la pregunta que nos hemos hecho para crear este blog? Sinceramente, no. Uno está de baja y se aburre. El otro tiene una blogfilia extraña y también se aburre. Es decir, este blog es el resultado de la unión entre el hambre y las ganas de comer. Pero bueno, ya que nos hemos puesto con el firme propósito de hacer avanzar este blog (esta vez, sí que sí), aprovechemos para ponernos profundos y místicos.

Nos asombra descubrir cómo crecen los niños y niñas de hoy, nuestro futuro. Pokemon, Digimon, Lunnis, Teletubbies, dibujos extraños a los que no les encontramos sentido alguno. Hoy por hoy, los niños y niñas crecen, básicamente, con los videojuegos que van desde el PES o el FIFA (en el mejor de los casos) hasta el GTA o cualquier otro donde atropellar a alguien se ve recompensado con puntos (sólo se salva Pocoyó... qué grande es ese jodío niño). Comparadlos con nuestros Fruittis, nuestros Amstrad con cinta o con la Sega Megadrive. Reconozcámoslo, nuestra tele y nuestros videojuegos (recordemos juegos como el Worms 1, el Butragueño o el primer Prince of Persia, por favor), los de los 80 y 90, eran una verdadera purrela así que, por fuerza, tuvimos que desarrollar nuestra imaginación y hacernos un poco a nosotros mismos. Somos esa generación llamada a ser distinta y fácilmente reconocible, porque somos aquello que nos ha hecho crecer y ser lo que somos. Es falso el refrán "Dios los crea y ellos se juntan". No, no, no. Debería ser "Espinete nos unió y nosotros nos juntamos".

Y ésta es la verdadera razón de este blog: convertirse en un baúl de recuerdos (como el que cantaba Karina a los cuatro vientos) que nos saque una sonrisa a todos aquellos que quieran, a los que vivimos todo lo que contaremos, a los que vieron como los que veníamos detrás de ellos crecían de forma distinta y a aquellos que, siendo más jóvenes, flipan con nuestros recuerdos, nuestros juegos, nuestra tele y, en definitiva, nuestro mundo.

Así que, señoras y señores, niños y niñas, pasen y vean el baúl de todos aquellos que crecimos con Espinete (del que prometemos una detallada crónica ;D).

Bienvenid@s.

P.D. Os dejamos un video que nos pareció curioso y bien representativo de todo aquello que nos apetezca contar sobre nuestra infancia y adolescencia. ¿Recordáis todas las cosas que salen en el video?

 
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