Poneos en situación. Típica conversación en clase de Ciencias Naturales de sexto de E.G.B. :
PROFESORA: "Chicos, el trabajo obligatorio para este trimestre va a tratar sobre la reproducción asexual de los caracoles del Kilmanjaro en épocas navideñas... Debéis poneros en grupos de 6"
Como podéis ver, un tema de lo más fácil de investigar, y siempre, después de esta frase añadía:
PROFESORA: "No lo dejéis para el final que luego os acaba pillando el toro..."
...Evidentemente el trabajo se acababa el día de antes de la entrega, era como mejor salían. Es de todos conocido que los chavales de la generación ochentera teníamos muchas cosas que hacer, como dar balonazos contra paredes (cualquier tipo de balón y cualquier tipo de pared era válida para poder aporrearla), comer bollos grasientos con pegatina igual de grasienta, dar clases extraescolares de todos los tipos (inglés, teatro, francés, macramé...)...etc. No teniamos tiempo para hacer trabajos de clase.
Así que te plantabas el día de antes sin tener una sola página escrita del dichoso trabajo con el que te jugabas media evaluación, con un grupo de 5 personas adolescentes histéricas y llenas de granos y sarpullidos provocados por los nervios y con una frase metida en tu cabeza... "...os acaba pillando el toro...". ¿Por qué nunca haríamos caso? (Sed sinceros, cuantas veces os habéis dicho a vosotros mismos "Esta vez sí que sí, empiezo a estudiar desde el principio").
El primer problema al que te enfrentabas era el de reunir a todas las personas del grupo. "Yo es que tengo Judo a las 6", "A mi me quitan el aparato de los dientes a las 5 y media", "Operan a mi abuela a las 6.15" (¿Cuantas veces operan a tu abuela por semana?.... Un caos... Al final conseguíais reuniros 3 personas, ¿Dónde os juntáis? Evidentemente, en la Biblioteca del colegio, lugar de reunión por excelencia para realizar trabajos en grupo, leerte algún libro de Barco de Vapor, o simplemente comerte el bocata de Nocilla calentito las duras tardes de invierno.
La mecánica a seguir en la Biblioteca era siempre la misma. Te acercabas a las estanterías repletas de libros, cogías todos los libros que podías abarcar entre los brazos y los extendías sobre la mesa. Uno de los integrantes del grupo cogía un boli y en un folio en blanco y con letras bien grandes escribía el título del trabajo. En ese momento se procedía a abrir todos los libros en busca de información sobre el tema... Llegaba la hora del cierre de la Biblioteca y el folio seguía completamente en blanco... eso sí, el título del trabajo en todo lo alto, y subrayado 3 o 4 veces, que si dabas la vuelta a la hoja, podías notar como el título destacaba en relieve de tanto pasar el boli por encima. Al final la decisión siempre solía ser repartirse los puntos del trabajo y hacerlos cada uno por su cuenta y juntarlos al día siguiente.
¿Y qué pasaba cuando llegabas a tu casa? Te enfrentabas a uno de los grandes retos de la adolescencia... LA ENCICLOPEDIA... Según las casas, podemos destacar dos grandes tipos de enciclopedias, por un lado teniamos la Espasa-Calpe, también conocida porque todas las tapas se acaban rompiendo, y por el otro la Larousse, la cual era anunciada en la tele por tener las mejores fotos a color... Al fin y al cabo la mecánica era la misma. Se trataba de una fila de libracos de gran tamaño situados en la parte alta del mueble más visible del salón, como diciendo... "que en esta casa somos muuu cultos.... que tenemos enciclopedia...".
El resultado al juntar el trabajo en clase solía ser siempre parecido. Ninguno de los folios coincidía en tamaño, unos estaban escritos a mano, otros a máquina, otros ni siquiera estaban escritos, no había ningún tipo de portada y tenías que hacerla 2 minutos antes de entregarlo con todos los rotuladores de colorines que tenías en el estuche... vamos... un desastre...
Si avanzamos un poco en el tiempo podemos encontrar una de las herramientas que cambió por completo el mundo de los trabajos de clase... LA ENCARTA... Aquella enciclopedia que podías ver por el ordenador (si es que tenías alguno...) y que debías actualizar cada año, porque claro... de un año para otro se descubren muchisimas cosas nuevas que son de vital importancia en tu carrera escolar. Aun recuerdo esos 7 cds llenos de magia, de luces, de sonidos del mundo, de los cuales, al final sólo te quedabas con un jueguecito que tenía de planetas y los trabajos los seguías haciendo con la Espasa o la Larousse.
Que duros eran aquellos tiempos... y qué vida académica más dulce se le plantea a nuestros hijos en una sociedad en el que el Copia-Pega es todo un arte. Eso sí, a nosotros siempre nos quedará en nuestra memoria el olorcito a Biblioteca a la 7 de la tarde llena de niños sudorosos... inolvidable
P.D. Además, ¡reconozcámoslo! ¿Cual era el uso real de la Enciclopedia? Venga... si lo sabemos todos... era para buscar palabras como "pito", "puta", "coño" "pene", "zorra"... A ver quién es el guapo que lo niega.
PROFESORA: "Chicos, el trabajo obligatorio para este trimestre va a tratar sobre la reproducción asexual de los caracoles del Kilmanjaro en épocas navideñas... Debéis poneros en grupos de 6"
Como podéis ver, un tema de lo más fácil de investigar, y siempre, después de esta frase añadía:
PROFESORA: "No lo dejéis para el final que luego os acaba pillando el toro..."
...Evidentemente el trabajo se acababa el día de antes de la entrega, era como mejor salían. Es de todos conocido que los chavales de la generación ochentera teníamos muchas cosas que hacer, como dar balonazos contra paredes (cualquier tipo de balón y cualquier tipo de pared era válida para poder aporrearla), comer bollos grasientos con pegatina igual de grasienta, dar clases extraescolares de todos los tipos (inglés, teatro, francés, macramé...)...etc. No teniamos tiempo para hacer trabajos de clase.
Así que te plantabas el día de antes sin tener una sola página escrita del dichoso trabajo con el que te jugabas media evaluación, con un grupo de 5 personas adolescentes histéricas y llenas de granos y sarpullidos provocados por los nervios y con una frase metida en tu cabeza... "...os acaba pillando el toro...". ¿Por qué nunca haríamos caso? (Sed sinceros, cuantas veces os habéis dicho a vosotros mismos "Esta vez sí que sí, empiezo a estudiar desde el principio").
El primer problema al que te enfrentabas era el de reunir a todas las personas del grupo. "Yo es que tengo Judo a las 6", "A mi me quitan el aparato de los dientes a las 5 y media", "Operan a mi abuela a las 6.15" (¿Cuantas veces operan a tu abuela por semana?.... Un caos... Al final conseguíais reuniros 3 personas, ¿Dónde os juntáis? Evidentemente, en la Biblioteca del colegio, lugar de reunión por excelencia para realizar trabajos en grupo, leerte algún libro de Barco de Vapor, o simplemente comerte el bocata de Nocilla calentito las duras tardes de invierno.
La mecánica a seguir en la Biblioteca era siempre la misma. Te acercabas a las estanterías repletas de libros, cogías todos los libros que podías abarcar entre los brazos y los extendías sobre la mesa. Uno de los integrantes del grupo cogía un boli y en un folio en blanco y con letras bien grandes escribía el título del trabajo. En ese momento se procedía a abrir todos los libros en busca de información sobre el tema... Llegaba la hora del cierre de la Biblioteca y el folio seguía completamente en blanco... eso sí, el título del trabajo en todo lo alto, y subrayado 3 o 4 veces, que si dabas la vuelta a la hoja, podías notar como el título destacaba en relieve de tanto pasar el boli por encima. Al final la decisión siempre solía ser repartirse los puntos del trabajo y hacerlos cada uno por su cuenta y juntarlos al día siguiente.
¿Y qué pasaba cuando llegabas a tu casa? Te enfrentabas a uno de los grandes retos de la adolescencia... LA ENCICLOPEDIA... Según las casas, podemos destacar dos grandes tipos de enciclopedias, por un lado teniamos la Espasa-Calpe, también conocida porque todas las tapas se acaban rompiendo, y por el otro la Larousse, la cual era anunciada en la tele por tener las mejores fotos a color... Al fin y al cabo la mecánica era la misma. Se trataba de una fila de libracos de gran tamaño situados en la parte alta del mueble más visible del salón, como diciendo... "que en esta casa somos muuu cultos.... que tenemos enciclopedia...".
El resultado al juntar el trabajo en clase solía ser siempre parecido. Ninguno de los folios coincidía en tamaño, unos estaban escritos a mano, otros a máquina, otros ni siquiera estaban escritos, no había ningún tipo de portada y tenías que hacerla 2 minutos antes de entregarlo con todos los rotuladores de colorines que tenías en el estuche... vamos... un desastre...
Si avanzamos un poco en el tiempo podemos encontrar una de las herramientas que cambió por completo el mundo de los trabajos de clase... LA ENCARTA... Aquella enciclopedia que podías ver por el ordenador (si es que tenías alguno...) y que debías actualizar cada año, porque claro... de un año para otro se descubren muchisimas cosas nuevas que son de vital importancia en tu carrera escolar. Aun recuerdo esos 7 cds llenos de magia, de luces, de sonidos del mundo, de los cuales, al final sólo te quedabas con un jueguecito que tenía de planetas y los trabajos los seguías haciendo con la Espasa o la Larousse.
Que duros eran aquellos tiempos... y qué vida académica más dulce se le plantea a nuestros hijos en una sociedad en el que el Copia-Pega es todo un arte. Eso sí, a nosotros siempre nos quedará en nuestra memoria el olorcito a Biblioteca a la 7 de la tarde llena de niños sudorosos... inolvidable
P.D. Además, ¡reconozcámoslo! ¿Cual era el uso real de la Enciclopedia? Venga... si lo sabemos todos... era para buscar palabras como "pito", "puta", "coño" "pene", "zorra"... A ver quién es el guapo que lo niega.
5 comentarios:
jajajajajajjajajaj q bueno! peroo cuanta razón, jajajaja... me has exo recordar que tengo 3 cajas de mimbre dónde aún guardo este tipo de trabajos, con esas portadas con dibujitos A MANO (joer, cuanto tiempo hace q no dibujo... jajajaja) con esas letras rebordeadas en rotuladores, madre míaaa, cuanto tiempo! Gracias por hacerme recordar.. Ánimos y a seguir "palante" con esto... Un beso!
También teniamos la típica excusa a la hora de la entrega: "Profe... se lo ha comido mi perro..."
Que niño no tenía en casa un perro come-deberes?? Era un clásico
Si total los trabajos de antes también eran un copia-pega...pero de la enciclopedia...aunque algo siempre se te quedaba, al transcribir lo que copiabas...jajaj.Ahora es más cómodo, eso si...y también corren el riesgo de no leer lo que copian, y poner burradas...
Una cosa que se me ha olvidado recordar es esas plantillas que poniamos debajo de los folios para hacer las líneas rectas... madre mia, que cosas se hacían. Además esa plantilla se aprovechaba durante todo el curso. Al final acababa hecha una piltrafa :)
¡Pobre enciclopedia! Con la de información útil que me daba en el cole y ahora sólo le tengo para coger polvo. Y las "falsillas",no se de donde vendría el nombre, teniendo en cuenta lo rectito que se escribía con ellas yo las habrías llamado las "rectillas"
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