lunes, 8 de marzo de 2010

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Los pitufos



¡Qué gran serie, Los Pitufos! ¿Quién no la recuerda? Esos seres azules con pantalones blancos y gorro doblado balnco también cuyos nombres les definían como seres vivos... Qué sociedad más avanzada. Todos y todas les recordamos con cariño, forman parte de nuestra infancia. Pero, como cada vez que volvemos la vista atrás, no podemos evitar el ver algunas cosas... extrañas. Lo cual nos lleva a una reflexión: con qué naturalidad aceptábamos las cosas de pequeño. Si alguien nos explica una de nuestras series como algo normal, damos por sentado que se ha metido algo.

Sin duda, el detalle que más llama la atención es el poblado, donde las casas son setas. ¿Setas cualquiera? No, no, no. Amanita muscaria, es decir, setas alucinógenas. Esto ya nos va dando dos pistas: porque son azules y porque acabaron convirtiéndose en pitufos makineros. Por cierto, ¿os habéis dado cuenta de que es la seta que nos pintaban en todos los cuentos? Es para flipar 8ojo al doble sentido).

Seguro que cuando habéis leído más arriba "con gorro doblado blanco" vuestros automatismos mentales han saltado para pensar "menos papá Pitufo, que era rojo". ¡Ajá! Era una trampa, porque había otros dos pitufos cuyos gorros no eran así. Si no sois capaces de redordarlo, lo resolvemos al final.

Y qué decir del malvado Gargamel y su gato Azrael. El malvado Gargamel intentaba cazar a los pitufos porque eran el ingrediente fundamental para fabrical la piedra filosofal y, así, convertir todo en oro. Debido a la saga harry Potter podemos vislumbrar que, al final, consiguió coger al menos a uno... ¿A quién? Se admiten apuestas. Azrael sólo pensaba en zampárselos... ¡Qué mal debía alimentarle Gargamel, por dios! ¡Salven a ese gato de la desnutrición!

No podemos olvidarnos de ese delicioso pastel de gumibayas y de ese zumo de pitufresas que tanto han influido en nuestras borracheras juveniles. Ni tampoco, por supuesto, del papel que Pitufina jugaba en esa sociedad. veamos, ¿sólo una chica entre tanto pitufo? Eso contando con que, además, habría un Pitufo Salido. ¿Y encima siempre estaba feliz? Aunque sólo sea por el desorden que tiene que haber, creemos que Pitufina guardaba una sorpresa debajo de su faldita (algo que, a Pitufo Salido, viendo las demás opciones, tampoco le importaba). Apostamos a que Pitufo Presumido (sí, el que se ponía una flor en el gorro) era mucho más receptivo.

Por último, queríamos despedirnos con un chiste que nos contaron hace tiempo: ¿Por qué los pitufos siempre van sonriendo? Porque la hierba les hace cosquillas en los huevos. Muchas gracias. Os dejamos con pitutemazo makinero al más puro estilo Camela.



P.D. Uno era el Abuelo Pitufo, que tenía pantalones y goroo amarillos.
P.D.2 El otro era Pitufo Cocinero que llevaba gorro balnco, pero el típico de chef no el típico pitufo. ¿Os acordasteis?

3 comentarios:

Juan dijo...

Las gumibayas...esas cositas chicas que incluso se comía uno pensando en los superpoderes que nos podían llegar a dar para luchar contra nuestros enemigos en las peleillas jajajajaj
Que gran Blog.

Anónimo dijo...

Creo que las gumibayas eran propiedad exclusiva de los Osos Gummi. Les hacían saltar como auténticas bolas de goma, sí de esas de las maquinitas de las ventas y restaurantes casposos, esas que nunca adivinabas por dónde daría el bote, jejeje.
Un saludo

Anónimo dijo...

Otras cosa que se me olvidaba:
Añadid a gorros distintos el del pitufo Natural, que era como de paja o piel y llevaba ala por delante.
¡Qué buenos recuerdos! Felicidades

 
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