jueves, 11 de diciembre de 2008

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Heidi

Debido a los comentarios masivos y a las peticiones de cameos, hemos decidido colgar el post de esta serie ¿infantil? mítica (sí, las interrogaciones están puestas aposta).



Heidi era una niña suiza que se quedó huérfana de padre y madre (qué ganas de iniciar historias ¿infantiles? con tantas desgracias, por dios) y que se tiene que ir a vivir con su abuelo a las montañas, un personaje que, además de no tener nombre (sólo "abuelo" o "abuelito" en su defecto), era un viejo avaro y cascarrabias... por supuesto, hasta que Heidi le cambia la vida en que se convierte en un santísimo varón (al final comprenderéis el por qué de esta expresión). Por cierto, que vivía con un perro llamado Niebla que no sabemos muy bien cuál era su función (aunque creemos que era el método de desfogue del abuelo...).

Ya viviendo en las montañas, Heidi conoce al que será su mejor amigo, Pedro, un mozo cabrero que se pasa el día con el palo en la mano y haciendo, básicamente, nada. ¿Nada? Bueno... un pre-adolescente... con muchas cabras para él solo... en montes en los que no hay ni dios... Pues eso, que aquí todo el mundo se tiene que desfogar, pero no hay con quién... Pobres animalitos.

Peeeeeero, cuando todos teníamos claro que ahí iba a haber un trío (todos sabemos que Copito de Nieve no se acercaba a Heidi porque sí... debe ser un rollo parecido al de la leyenda urbana de Ricky Martin), ¡zas! Llega el abuelito y le dice que le ha encontrado el chollo de su vida: ¡ir a casa de una familia rica a hacer de compañía a una niña paralítica! ¡Tomaaaaaaaa! ¡Lo que siempre deseó!

Total, que Heidi se va a la casa de ricachones y allí conoce a dos personajes fundamentales: Clara, la niña paralítica de la que se hace amiga, y la Srta. Rottenmeier, una institutriz amargada y malfollada que se desfoga puteando a las dos niñas... ¡Cómo si Clara no estuviera suficientemente puteada ya! ¡Que cachonda! Claro, Heidi, que antes no hacía más que correr (y otras cosas, suponemos) con Pedro por los montes se encuentra en una casa donde no la dejan hacer nada y cuya amiga y compañera de juegos no puede hacer más que jugar al parchís.

Finalmente, el padre de Clara se apiada de la pobre niña y la manda de vuelta a los montes donde una Heidi un poco más crecidita disfruta de la vida al aire libre con su vestidito y su camiseta interior (fácil de quitar para Pedro, claro), corriendo de aquí para allá sin razón aparente y descalza, fuera verano o invierno. Esto nos da pistas más que evidentes de que Heidi, al contrario de lo que se piensa, llevaba una vida bastante insana y relacionada con las drogas. ¡Coño, si hablaba con la cabra!

En esto que Clara, convence a su padre, y va a visitar a Heidi. ¿Recordáis qué pasó? ¡¡¡Que el abuelo hace que Clara vuelva a andar!!! ¡¡¡Jódete y baila, Perico!!! ¡¡¡Si resulta que el abuelo es un santo que cura!!! Y el pobre padre dejándose una pasta en médicos, sillas de ruedas e institutrices... Qué mala persona el viejo...

Ahí se acabó la serie (hasta donde llega nuestra memoria), aunque claro, después de eso, a ver quién tenía cojones de continuarla sin meter propaganda cristiana o alienígenas. Si después de leer esto, creéis que Heidi es una serie infantil (recordamos: zoofilia, drogas, viejas puteadoras, santos curadores...) pues ya me diréis qué son los Teletubbies.

En fin, aunque existe una versión en español (que no recordamos), os dejamos con la tonadilla del final, ésa que todos cantábamos como si supiésemos japonés de toda la vida de dios...



P.D. Sí escucháis la canción de cabecera de la serie (el video de arriba) podréis encontrar pruebas más que evidentes de la drogadicción de Heidi: "Abuelito dime tú qué sonidos son los que oigo yo", "Por qué en la nube voy", "Por qué yo soy tan feliz"... Más claro, agua.

P.D.2 Y luego dice "Abuelitoooooo, nunca yo de ti me alejaré", lo que nos indica que el viejo era el camello.

P.D.3 "Abuelito dime tú por qué llovió, por qué nevó"... o sea, Heidi, hija... un poquito de estudiar que no es tan difícil... ¡cateta!

P.D.4 Y aprovechando que habéis visto el video... ¿Alguien nos puede explicar dónde se agarra el maldito columpio ese?

4 comentarios:

Unknown dijo...

Por favor, el ciclo del agua era bastante complicado de aprender para una niña tan aislada del mundo civilizado. Seguro que el Abuelo la decía que era el quien hacía que lloviera o que nevara, claro que campoco es de extrañar teniendo en cuenta los poderes que más tarde demostró.
Podía pasarse por Madrid a ver si no hace tanto frío copón.

Inés G. de Castro dijo...

Pues a mi me sigue gustando Heidi...jajja...y me sigo emocionando en las mismas escenas...

Mario Girón dijo...

Cabe recordar también la casa ruinosa esa que tenía el abuelo en el pueblo donde bajaban los inviernos a vivir. Y a la abuelita cieguita esa que vivía en una chabolilla a las afueras.

Pero sin duda, los momentos más espectaculares de la serie eran cuando se tiraban con el trineo colina abajo a toda leche... espectacular

Anónimo dijo...

yo quiero matizar un poquito sobre la verdadera historia de esta serie de dibujos animados..Entre Pedro y Heidi no habia ni hubo nada, simplemente porque heidi era boyera y eso se le notaba a la legua, y como buena boyera se llevaba muy bien con el chaval, nada mas..

 
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