martes, 16 de diciembre de 2008

3

Ondamanía

Hoy vamos a hablar de este entrañable juguete que arrasó en la época de los 80. En Estado Unidos fue conocido con el nombre de Slinky. Aquí en España lo conocimos como "El muelle baja escaleras", o en los casos más radicales, como "La mierdallll muelle" o "El muelle los cohooones". Estas expresiones solían escucharse cuando algún miembro de tu familia se esmorraba al encontrarse con el muelle por el pasillo. Para empezar, disfrutar de su anuncio americano:


Este magnífico invento consistía en un muelle de dimensiones medias, cuyo material más habitual solía ser el plasticucho de colorines, aunque también, y si eras un niño más afortunado, podías disfrutar de su versión metálica. Vamos a analizar los distintos modos de juego:

El primero, y como bien muestra el anuncio, era la increible bajada por las escaleras. Para los que no teníamos segunda planta en nuestra casa, usábamos los Super Humor de Mortadelo simulando una escalera (eran muy socorridos esos libros... también los conocemos por ser grandes paredes para hacer fuertes para los indios...). El caso es que colocábamos el muelle en lo alto de la escalera, a unos pocos centímetros del borde, como habíamos aprendido en el anuncio, y le dábamos un golpe a la parte superior.... Aquí podían ocurrir dos cosas:

- Que el dichoso muelle bajase al siguiente escalón de la manera correcta, lo cual incrementaba tu emoción, y una vez allí, volviese a su posición inicial quedándose totalmente quieto, lo cual hacía que tu emoción volviese a caer por los suelos. Así que haciendo una sencilla regla de 3, si tu escalera tenía, por poner un ejemplo, 10 escalones, para que el muellito hiciese el mismo recorrido del anuncio, tenías que darle 10 empujoncitos, lo que le quitaba toda la gracia al asunto.

- La otra opción, tenía el mismo inicio, es decir, un empujoncito, pero esta vez, el resultado era totalmente frustrante, ya que ni siquiera llegaba al primer escalón. El muelle, movido por el leve empujon, se giraba sobre si mismo, sin llegar a desplegarse, con lo que caía rodando escaleras abajo. En este caso, el objetivo principal, que era descender las escaleras, se lograba, pero el resultado era bastante penoso...

Otra de las posibilidades de juego que nos ofrecía nuestro amigo el muelle era la de coger un extremo del mismo con cada mano y agitarlo como si nos lo pasásemos de una mano a otra. ¿Qué fin tenía esto? Ninguno. En alguno de los casos, y si el muelle era de colorines podíamos observar un efecto bastante llamativo, pero no nos engañemos, su atracción duraba aproximadamente 30 segundos, a partir de ahí perdía todo el encanto.

Para que la vida de un muelle fuese plena, debía tener un final común en todos los muelles. Cuando te cansabas de las apasionantes posibilidades lúdicas que te ofrecía, siempre se escuchaba esa frase mítica: "¿Por qué no probamos a ver hasta donde se estira?"... Ahí llegaba el momento fatídico. Una persona cogía de un lado y otra persona, que casi siempre era tu hermano cogía del otro. Estirabas, estirabas y estirabas y eso parecía que no tenía fin. Tu hermano siempre solía añadir con cierto miedo: "No lo sueltes eh... que seguro que me da en la cara". Pero tu no soltabas, querías ver hasta donde era capaz de llegar ese invento de colores. Al final, llegaba un punto en el que no se estiraba más... como cualquier objeto medianamente elástico..., entonces, una vez alcanzado el objetivo te disponías a devolverlo a su tamaño original.... A partir de aquí supongo que ya todos sabréis el final... El muelle nunca volvía a ser el mismo... quedaba como una maraña de colores informe que realmente, si antes servía para poco, ahora no servía para nada....

Espero haberos recordado en estas frases este juguete con el que seguro perdistéis, por lo menos, 5 minutos de vuestra niñez...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Verdades como puños! Recuerdo haber tenido toda la vida una bola de colores procedente del muelle de los cohones colgada del techo. El fin, despues de la bola, era el de decirle a tu madre " Mamá, que he estirado el muelle, y se ha quedado así. ¿ Puedes ayudarme a ponerlo bien ?. Y tu madre, con pinta de mirarte a la cara y pensar " pero que hijo más tonto que tengo ... ", intentaba una tarea no dificil, imposible ... para acabar quedando en el olvido el dichoso muellecillo, y acabar en una bola de colores colgada de tu lampara, producto de los 12000 nudos que se le acabaron haciendo ...

Anónimo dijo...

Tenía uno de pequeña que corrió poca suerte, ayer los vi a un euro y me compré uno xD

Me trae recuerdos de la infancia xD

Anónimo dijo...

Nosotros haciamos estes "yo-yos" con las cintas negras que usan para emblar las cajas.
Las buscabamos por las obras,las enrollabamos, se ponian a cocer..y se dejaban enfriar....Solucii¡ones para cuando la paga era de inco duros...

 
ir arriba